lunes, 21 de diciembre de 2009

EL ALMA NO SE VE

Y en un cuarto inmenso se miró al espejo. Era tan parecida a la muñeca. Imposible. Una vez escuchó que si Barbie fuera una mujer de verdad sería un ser imposible. La proporción de las caderas, el largo de las piernas, el tamaño de la cabeza, todo, todo era irreal. Y sin embargo ella se veía tan parecida. Imposible. Sus amigos también lo creían. Imposible. Siempre Barbie. Siempre la mujer que DEBÍA tener el cabello perfecto, la sonrisa inmediata y los ojos perdidos. Perdidos. Perdida. Pierdes. Perdiste. Barbie siempre Barbie. Niña, no te ensucies el vestido. Una señorita no hace eso. Tampoco llores nunca. Barbie nunca llora. Ni extrañes. Es malo para la piel. Y el llanto deja unas ojeras atroces. Uno puede pasarse la vida aparentando. Total, el alma no se ve.


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